El proceso de dormancia en las plantas corresponde al estado de inactividad metabólica invernal y constituye un proceso de adaptación para enfrentar con éxito los períodos fríos del invierno. Durante ese período, se producen inhibidores del crecimiento, y como consecuencia las plantas se quedan en reposo para economizar energía; en ese momento, no se produce ni la fotosíntesis ni la respiración vegetal. Este proceso no daña las plantas, simplemente las deja «dormidas».

Se supone que, cuando surjan mejores condiciones para el cultivo, las plantas retomarán su actividad. Sin embargo, muchas veces, las necesidades fundamentales de frío para retomar el proceso de crecimiento no se cumplen, y esto hace que la interrupción de la latencia sea irregular. Todo esto provoca atrasos significativos en las cosechas, además de poca heterogeneidad en el calibre y en la maduración de los frutos y, consecuentemente, compromete la calidad de las producciones.

Los productos químicos utilizados en la actualidad para anticipar, aumentar y homogeneizar el brote de los frutos se basan en la reproducción de los efectos del frío debido a su capacidad para inhibir la enzima catalasa. El principio activo más conocido es la Cianamida de Hidrógeno, pero debido a su alta toxicidad y riesgo para el aplicador, su uso se ha impedido en los últimos años.